“Transformación Digital”, “Legaltech”, “Trabajo Ágil”, “Entornos VUCA”, “Fintech”, “Contratos Inteligentes”, “Juicios en línea”, “Ciberseguridad” conceptos que todos hemos oído en los últimos meses, y que han tomado mayor relevancia después de la crisis sanitaria que estamos viviendo. Es indudable que el mundo se está transformando, la forma de interactuar en lo personal, en lo profesional y en lo social es muy diferente a lo que hubiéramos imaginado hace tan solo 6 meses atrás, y todo nos lleva a una ERA DIGITAL.
¿Pero esta ERA DIGITAL, como afecta el papel del abogado? ¿tenemos que ser reactivos, y esperar a que nuestros clientes cambien y se transformen, para entonces adaptarnos a sus necesidades? Me parece que los abogados estábamos acostumbrados a vernos como un área de servicio y enfocados al cliente, lo cual, por supuesto que seguirá siendo un papel muy importante, sin embargo, esta nueva era implica que todos en el sector o en el papel en el que nos desenvolvamos nos REINVENTEMOS y nos sumemos a esta transformación digital que estamos viviendo.
Tenemos el reto de comenzar a ser activos en vez de reactivos, innovar, proponer, usar la tecnología a nuestro favor y sobre todo y lo más difícil, llevarlo a un lenguaje accesible y que nos permita brindar servicios de calidad, inmediatos y que beneficien a nuestros clientes, y que de esta forma nos puedan voltear a ver como aliados, socios comerciales y no solo como a quien resuelve el problema, cuando ya no hay otra alternativa.
Dentro de los retos principales que veo y en los cuales debemos centrar nuestra profesión son:
1. EL “MINDSET”: Nuestra forma de pensar y la manera en la que veníamos desarrollando nuestra profesión, sin lugar a duda es el primer gran cambio que debemos tener. ¿Qué implica?
Nos formaron para ser mentes cerradas, impositivos, enfocadas a aplicar la ley al caso en concreto, a generar argumentación conforme a leyes, criterios jurisdiccionales y en base a nuestra realidad, sin embargo, dicha realidad, ¡YA CAMBIÓ! Es por ello que debemos tener una mente abierta para desaprender y aprender nuevos conocimientos, habilidades, técnicas y metodologías que nos lleven a ser funcionales en esta nueva realidad. Un ejemplo quizá de lo más sencillo y que es muy común escuchar aún, es el tradicional “Yo necesito leer la ley en físico, si es electrónico no es lo mismo”, o que tal el “Un abogado siempre tiene que vestir de traje” algo tan sencillo y que quizá pareciera irrelevante se convierte en el núcleo rector de tu forma de pensar, y es la falta de apertura al CAMBIO.
Si no eres capaz de identificar qué cosas están cambiando y tener esa apertura al cambio en cosas tan pequeñas, por supuesto no lo estarás para temas de mayor relevancia, tales como llevar un juicio en línea o desarrollar procesos de administración de contratos de forma 100% digital, por mencionar algunos ejemplos.
Si no te lo habías cuestionado antes, es el momento de comenzar a pensar de forma diferente, de “salirte de la caja”, e iniciar a imaginar de qué forma todo lo que haces hoy en día, podría hacerse diferente, por que quizá eso que imagines hoy, sea la gran idea del mañana.
2. EL USO DE LA TECNOLOGÍA: Estamos en la era en la que todo está al alcance de un “click”, no necesitas invertir mucho tiempo, trasladarte, interactuar con alguien físicamente, para poder comprar algo, contratar un servicio o incluso obtener información especializada de un tema específico.
Los abogados estamos acostumbrados a la presencia física, al estar con el cliente, a negociar frente a frente el contrato, a ir al juzgado, a revisar el expediente físico y un sinfín de etcéteras, pero es aquí cuando la tecnología toma un valor relevante y donde con independencia de la rama del derecho a la cual te dediques, debes empezar a identificar oportunidades y formas en las cuales tus servicios pueden brindarse otorgando estos beneficios de accesibilidad, inmediatez y de forma digital.
Y esto nos lleva a la pregunta ¿qué tengo que sacrificar para lograr eso?, me parece que es justo ahí donde está el reto, no debes sacrificar nada por el uso de las tecnologías, y sobre todo no tener miedo a que la tecnología te desplazará, por poner una ejemplo de algo que podríamos llegar a pensar ¿Qué pasa si una persona puede firmar un contrato en línea a un costo súper accesible y que además tiene validez jurídica y su ejecución se realizará de forma automática?, ¿la gente ya no necesitará abogados?, ¿se está depreciando el valor de los servicios jurídicos?. Como lo comenté líneas arriba, nuestra labor es la de reinventarnos y cambiar ese “mindset”, para que en vez de enfocarnos en las cosas que pudieran parecer negativas, enfocarnos en como nosotros nos beneficiamos de la tecnología y ayudamos a nuestros clientes, como favorecemos para que nuestros servicios estén accesibles para más personas, como volvemos disruptivos los servicios que damos y hacemos que el cliente nos vea como aliados, para identificar riesgos, para estar con él desde un inicio, y no cuando estalló el problema, para hacerle notar que los servicios jurídicos son algo necesario y no un lujo que solo tienen las grandes corporaciones.
3. LA FORMA DE TRABAJO: Para obtener resultados diferentes, debemos hacer las cosas diferentes… ello implica cambiar la forma en que hemos trabajado por años, si bien no hay una receta exacta y universal para el éxito, es importante voltear a ver lo que están haciendo las grandes corporaciones, en temas de inclusión, cambiando códigos de vestimenta, espacios físicos, estructuras de piramidales a lineales, de trabajos individuales a trabajos colaborativos, de largas jornadas de trabajo a jornadas justas y que permitan un equilibrio de vida, de trabajo presencial a trabajo remoto, todo esto centrado en desarrollar personas felices y equipos que den mejores resultados y sean más eficientes.
Esa era de los grandes despachos de abogados, con jornadas de trabajo de más de 12 horas, con estrés al máximo, y bajo una presión y competencia continúa, sin lugar a duda desaparecerá, el mundo ya cambió, las prioridades son otras, y el enfoque que debemos darle a la forma en la que logramos nuestros objetivos, tiene que estar alineada a la nueva ERA DIGITAL, o tarde o temprano quedaremos desplazados, mejorados o en el peor escenario sustituidos.
Pareciera que todo lo anterior, podría resultar complicado, incierto y muy difícil, sin embargo, considero es el parteaguas de nuestra era y en lo que debemos enfocar nuestra mente y esfuerzos para desarrollar nuestra profesión, sin perder el foco de lo realmente importante y continuar con la valorización del abogado desde un enfoque distinto, que aporte a nuestra sociedad e influya de manera positiva a otras profesiones y a las nuevas generaciones.
Del autor:
Edmundo Chevalier
Es Licenciado en Derecho y Maestro en Derecho de la Propiedad Intelectual y Nuevas Tecnologías por la Universidad Panamericana, cuenta con más de 10 años de experiencia en derecho de empresa en las áreas de Propiedad Industrial, Derechos de Autor, Corporativo, Contratos, Régimen Jurídico aplicable a las áreas de Mercadotecnia y Publicidad incluyendo temas digitales y comercio electrónico.