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El mundo atraviesa la pandemia con mayor impacto en materias de salubridad y economía, pero sus implicaciones no solo se quedan ahí y en estas líneas pretendo dimensionar las consecuencias en materia de libertad de expresión.

El mundo y la globalización se ha ido transformando desde antes del COVID-19 y con él solo se ha apresurado esa transformación, hay posturas que plantean el cierre de súper estructuras, fronteras y la reformulación de las relaciones comerciales y con ello la posibilidad idónea de estructuras paternalistas que derivan en el debilitamiento de los órganos supranacionales.

Los esquemas que conocemos y que tanto hemos estudiado se están transformando, haciendo que nuestra cotidianeidad evolucione. Estamos ante, una realidad que no conocemos y nos produce incertidumbre que obliga a acudir a estructuras con el objeto de ceder parte de nuestras libertades para protegernos de esa realidad.

En el caso, es claro que las personas hemos renunciado a libertades con el único objeto de mantener nuestra inmunidad sanitaria ante un virus que tiene niveles de propagación altísimos. Por ejemplo; desde la libertad de tránsito hasta la libertad de expresión y aquí es en donde me quiero centrar.

En un mundo en donde hay aproximaciones maximalistas de los derechos y en particular, de la libertad de expresión es difícil entenderla como un medio y al contrario, nos relacionamos con la libertad de expresión como un fin en sí mismo.

Este tipo de aproximación, nos lleva al lastimoso extremo de pensar que la libertad de expresión no tiene restricción alguna. Por ejemplo, en esta época, que como sostuve al inicio se ha recrudecido con el COVID-19, los desarrolladores de nuevas tecnologías comparten la información con esta idea; por otro lado, todas las opiniones que se vierten deben formar parte del mercado de las ideas, sin saber cuales son verdaderas o falsas.

Y si no podemos calificar a estas opiniones como verdaderas o falsas, todas las opiniones nos servirían para la aproximación a la “verdad” y lo pongo entre comillas porque considerar como válidas todas las opiniones nos lleva a la posverdad[1] y en el de estructuras estadistas-paternalistas es gravísimo.

Conocemos casos en donde personas con autoridad moral, legal o institucional emiten opiniones que se integran al mercado de las ideas y son falsas lo que pone en riesgo la misma inmunidad sanitaria por la que tanto hemos sacrificado. Opiniones que se revisten de institucionalidad para parecer ciertas pero que de ciertas no tienen nada.

Por eso, es necesario que la aproximación a la libertad de expresión sea con un medio para llegar a la verdad y que sin caer en la censura previa haya responsabilidades ulteriores para evitar que se siga replicando la propagación de opiniones falsas que ponen en riesgo los derechos de la ciudadanía tanto como una propagación pandémica de un virus.

Por otra parte, desde el enfoque del ciudadano el enfrentarnos a un Estado securitario que pretende vigilar y castigar cualquier acción que vaya en contra de lo que el establezca, está teniendo como resulto el sacrificio de la protección a las libertades primarias. Por ejemplo, hay países en los que el Estado vigila a los ciudadanos siempre y asume el control de la propia defensa inmunológica, pero hay otros en donde la defensa inmunológica corre por cuenta de los propios ciudadanos, sin que esto de garantías de éxito.

En tanto más se prolongue el estado de excepción o de emergencia por el COVID-19, los estados se harán más fuertes y utilizarán el discurso salvífico que a todas luces podrán, lastimosamente, aprovecharlo para fines electorales.

La única opción viable para tener un equilibrio entre el enorme poder del Estado ante una crisis sanitaria y la restricción a las libertades elementales de las personas es una nueva gobernanza entre lo público y lo privado, porque con un sistema de colaboración entre el Estado y los poderes fácticos hará posible el salir inmunes teniendo seguridad sin que implique sacrificar nuestras libertades.

 Por eso, es momento de que la sociedad civil tenga un papel trascendente en la recuperación de nuestras libertades y de la recuperación de nuestra inmunidad sanitaria, libertaria y económica.


 [1] Aquello que yo siento que es verdad. Diccionario Oxford 2015

 

Del autor: 

Barbara Rivas

Es Licenciada en Derecho por la Universidad Panamericana, especialista en derecho electoral con mas de 8 años de experiencia en instituciones gubernamentales, tales como el Instituto Nacional Electoral,  el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el Senado de la República.